Nanopanfletos de Babbage
Rafael Lozano-Hemmer (2015)
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Ampliación de Impresiones de Nanopanfletos de Babbage |
Por Isaac Correa
Esta obra de Rafael Lozano-Hemmer está
compuesta por tres elementos. El primero, son entre 200,000 y 300,000
nanopanfletos que se encuentran volando en la sala de la exposición, existiendo
la posibilidad de ser respirados por parte de los visitantes. El segundo
elemento, son los demás nanopanfletos que se encuentran dentro de un frasco de
cristal y que se mueven gracias a un agitador magnético. El tercer elemento,
son fotografías de acercamientos de las impresiones de estos nanopanfletos
tomadas a través de un microscopio electrónico.
Los
nanopanfletos fueron realizados por medio de técnicas de nanotecnología y
tienen la inscripción de un extracto del “Noveno tratado de Bridgewater”,
escrito por Charles Babbage en 1838. Su dispositivo artístico radica
principalmente en el concepto de la creación de la obra a través de los tres
elementos mencionados anteriormente.
Primero,
la cantidad de nanopanfletos que se encuentran flotando en el espacio que ocupa
la sala de la exposición es un signo que tiene una fuerza especial para la
adquisición de significados mediante la relación del espectador con la obra de
arte a través de un hermoso oxímoron. Esto adquiere un significado inmediato ante
el conocimiento de la potencialidad de que la obra sea incorporada a la vida de
quienes se encuentran en ese momento, en ese lugar, a través de un gesto tan
rutinario y vital como la respiración. Además, se contrapone con el
desconocimiento del hecho, de si ya sucedió, sucederá, o no, lo cual deja de
ser trascendental ya que la simple potencialidad del hecho lo dota de
existencia y de expresión artística.
Por
otro lado, colocar el resto de los nanopanfletos en un frasco de cristal
agitados constantemente dotan de visibilidad al conjunto de las piezas. Es
decir, que a pesar de tener tan sólo 150 átomos de longitud cada uno de ellos, en
su conjunto manifiestan su ser material y suponen librar el obstáculo de la
limitación visual del ser humano para manifestarse en una unidad y ser vistos.
Su conjunto supone demostrar su realidad objetiva.
Finalmente,
las fotografías de las ampliaciones sobre las impresiones y el uso de la
nanotecnología, brindan legitimidad al proceso de creación y refuerzan el concepto
de la obra. De esta forma, se mueve de la inconsciencia hacia la consciencia
sobre el texto de Babbage que dota de nuevos significados a la creación
artística.
De
esta forma, Lozano-Hemmer no sólo establece un diálogo profundo con lo sublime
rescatando el valor de la subjetividad de las personas, sino que incita a una
profunda reflexión sobre la vida misma, sobre lo esencial y lo elemental y los
significados de las manifestaciones de la corporalidad a través de la unión de
los componentes más básicos para la vida y para la materia.
Hablando
en particular del texto de Babbage, Lozano-Hemmer rescata de manera muy sutil
otra referencia histórica no sólo en el mundo del arte, sino de uno de los
principales componentes para la modernidad tardía contemporánea: la
computación. Charles Babbage es considerado el padre de la computación, pero
también fue el primero en crear un modelo de una impresora descrito en sus
planos para la construcción de la “máquina analítica”. Esto implica que la
referencia metatextual en la obra a partir de la recuperación de sus textos
además, hace un homenaje a su legado a través de la sofisticación de dos de sus
principales aportaciones que han sido refinadas hasta lograr imprimir a través
de técnicas de nanotecnología. Esto se puede realizar de acuerdo con las
nociones de trascendencia de toda la obra, como se verá más adelante.
Hay
cuatro puntos sumamente importantes en la obra de nanopanfletos. El primero se
refiere a la reflexión sobre los límites de lo humano en nuestra existencia:
por un lado se encuentra la invisibilidad de acuerdo a las capacidades humanas
para ver los nanopanfletos que se encuentran flotando por el aire, mientras que
por el otro lado se rescata una parte del texto que dice que la fuerza de la
voz se vuelve “una fuerza rápidamente atenuada que se convierte en inaudible
para el oído humano”, refiriéndose a la existencia de algo más allá de nuestras
capacidades cuyo origen es el propio Ser Humano. En este punto, nos vuelve a
arrojar hacia lo sublime al buscar entender aquello que va más allá de las
capacidades de nuestra persona desde nuestros sentidos y las habilidades que
poseemos para comprender(nos).
Un
segundo punto, ligado de forma íntima al anterior, se refiere al sentido de
trascendencia. Esto se debe a que existe un tercer límite implícito en la obra,
que es el límite del tiempo para el Ser Humano, cuya mortalidad implica
arrojarse hacia la vida en la búsqueda de un sentido. Sin embargo, la propuesta
discursiva de la obra sobre la trascendencia, implica una perspectiva optimista
que se refleja en la posibilidad de existir y alterar el estado de las cosas
con las posibilidades de nuestra voz y de nuestras acciones: de transformar la
atmósfera y nuestro entorno con cualquier movimiento, y definir la forma en la
que permaneceremos y tendremos influencia sobre los demás, de manera positiva o
negativa, puesto que la vida misma es extraordinaria, es un hito que tendrá un
impacto en los demás.
El
tercer punto se refiere a las manifestaciones de la voluntad del Ser Humano. En
la obra, Lozano-Hemmer rescata el potencial expresivo de la comunicación y el
impacto que podemos tener en el entorno a través de la misma. Desde esta
perspectiva, lo esencial del Ser Humano es el lenguaje, y las posibilidades que
esto engloba, por lo que a través de la manifestación del mismo se puede
alterar y modificar lo que nos rodea y en los demás, así como otros se
relacionan con nosotros. Es decir, que en el lenguaje y en el aire, como
dispositivo receptor y de transmisión de los mensajes lingüísticos y humanos,
encontramos una comunidad discursiva, intencional y con los límites del mundo
en sí mismo.
Por
último, se encuentra presente la noción de equilibrio, de transmitir lo mismo
que se recibe y de tener la posibilidad de encontrar una nueva vitalidad que
busque la unidad de las personas en una responsabilidad compartida y en una
forma de vida. Esta noción de equilibrio en la unidad, logara rescatar el valor
de lo individual para la construcción del mundo.
Finalmente,
en el ámbito de lo no-artístico-ni-estético, la obra tiene un gran potencial
ontológico, que busca cuestionar el ser desde las distintas formas de su
existencia: desde el cómo ser. Además,
esta forma de unidad tiene grandes implicaciones en la vida contemporánea,
puesto que la forma de trascender, además de la discusión sobre el tiempo,
busca entenderse la forma en la que lo elemental se entrelaza desde la persona
hasta la comunidad, desde el átomo más pequeño de aire, hasta el átomo y la
célula que comienza a constituir a la persona, y la posibilidad de que todo sea
modificado, para bien o para mal, desde la voluntad del ser. En la actualidad,
estos cuestionamientos y reflexiones pueden ser extendidos incluso en un
contexto de creciente violencia intercultural a las formas de lograr un
verdadero reconocimiento del otro, la búsqueda de la igualdad como seres
humanos, e incluso, nuevas relaciones de convivencia que permitan reflexionar
sobre nuestro impacto en el medio ambiente.
La
obra se puede encontrar hasta el 17 de abril de 2016 en el marco de la
exposición “Pseudomatismos” en el Museo Universitario Arte Contemporáneo de la Ciudad de México.